22.7.11

10.3.Cambiar la mente para mejorar el ambiente

El cerebro ha evolucionado para asegurar la sobreviviencia del organismo. No se trata de comprender sino de asegurar la vida mediante la coherencia en la información del mundo exterior aun cuando esta sea imprecisa e incluso incorrecta.

    El cerebro 'reconstruye' o 'completa' la información proveniente de los sentidos cuando esta es insuficiente o confusa; al recordar, al pensar en nosotros mismos para generar una 'imagen' 'construida' que guíe nuestras actividades.

    
     En consecuencia, para intervenir en el mundo se debe filtrar la información que llega a través de los sentidos, seleccionar los datos relevantes, aprender, recordar, desaprender u olvidar, es decir, modificar las redes neuronales existentes en el cerebro.



         
           La revolución educativa –dice Richard Davison- consiste en desarrollar la gestión de las emociones y  habilidades sociales como la compasión y el altruismo en las escuelas así como la habilidad de concentrarse.
La inteligencia emocional y social son ambas habilidades para controlar las emociones negativas a las cuales se aprende a disipar para no obstaculizar el aprendizaje. Además, se trata de aprender a controlarse ya que el cerebro es susceptible a cualquier influencia.
Para cambiar las personas deben aceptar modificar su opinión. En realidad, el cerebro se modifica con cada acontecimiento, es decir, esta cambiando siempre pues esta organizado para poder enfrentar al mundo. En consecuencia, es posible hacernos responsables de ese cambio mediante la conducta consciente. los  hábitos sociales y emocionales positivos como la empatía, comprensión y el altruismo .
Ademas Davison asevera que cada individuo puede gestionar sus emociones. A todos nos influye el entorno, la cultura por lo que podemos gestionar nuestros sentimientos para cambiar positivamente.
El cambio de las redes neuronales es posible pues el cerebro tiene gran plasticidad por lo que es nuestra responsabilidad.
Los dones como la compasión y el altruismo, considerados privativos de algunos individuos, son adquisiciones de la especie humana que pueden aprenderse y desarrollarse. El aprendizaje temprano de los mismos es mejor pues el impacto positivo en la mente y vida del individuo es mayor. Es recomendable  educarse en esos aspectos durante los primeros años de vida y hasta los 6 años  porque a esa edad ocurre una muy importante etapa de transición asimismo antes de la conclusión de la adolescencia es relevante educar en esos valores pues la corteza prefrontal se conforma definitivamente entre los 21 a 25 años.
El Dr. Takao Hensch, neurocientífico de la Universidad de Harvard, estudia las redes neuronales y asegura que es cierta la afirmación “el espíritu de cuando tenemos 3 años vive con nosotros hasta que tenemos 100”.
En efecto, existen mecanismos biológicos y genéticos en todas las especies que muestran particularmente la plasticidad del cerebro humano así mismo que los individuos predispuestos por el receptor hormonal de un gen pueden cambiar su actitud su futura esperada mediante un conjunto de distintas experiencias. Las investigaciones muestran al respecto  que el cerebro es muy flexible y moldeable ya que el comportamiento esta asociado al cerebro de ratas y suicidas pero ante el cambio de experiencias las redes neuronales se modifican llevando a un nuevo comportamiento.
Daniel Goleman en 1997 publicó su libro “Inteligencia Emocional”  en un periodo de desencanto hacia el cambio social mediante las transformaciones económicas y sociales por lo que se creía que tal vez era mejor ese cambio con el control de nuestras propias emociones.
Distintas religiones han desarrollado lo que llamamos ‘practicas contemplativas’ por lo que su estudio puede ayudar a encontrar técnicas para que los adultos y los estudiantes aprendan a concentrarse y focalizar su atención así como realizar la introspección y ser compasivos.
Matthiu Ricard, biólogo y monje budista,  subraya la necesidad del entrenamiento mental, el control de los sentimientos y cualidades humanas para alcanzar una mejor gestión de los mismos, control en la vida y, en consecuencia, libertad en esta.
Ya en 1921 Albert Einstein señala que la vida humana es únicamente un instante en el universo. Parte limitada en el tiempo y espacio pero que se experimenta así misma como separada debido a que la mente ha creado la autoconciencia –la ilusión d atenciel yo- con lo que el sujeto se aparta del conjunto. Para romper esa ilusión se debe ampliar el círculo de compasión.